Otra vez el puñetero ruido ese del infierno

Cien razones para amarte XCIV

Esta es la Nonagésimo cuarta entrega de la serie de artículos CIEN RAZONES PARA AMARTE sobre Alcalá de Henares con que nos deleita nuestro colaborador Antonio Lera sobre las cien razones que le han llevado a amar esta ciudad.

PRÓLOGO

Hemos vuelto. Porque yo no puedo estar sin ella. y ella me ha perdonado. Estaba enfadado, una rabieta absurda de enamorado que descubre que su amada no es tan perfecta como creía y se siente traicionado. Le pedí que nos diéramos un tiempo, y ella, generosa, me lo dio, comprendió mi desilusión y esperó tranquila a que se me pasara. Conocí a otras, amores de verano, apasionados, locos, vibrantes, fáciles y bellos, porque la brevedad resalta las virtudes y oculta las bajezas.

Pero al final volví a sus brazos, y ella, sin reproches, me recibió con el dulce beso del retorno del hijo pródigo. A pesar de que le dije cosas que en realidad no sentía. No fui justo, ahora lo sé. Le pediré perdón, a base de razones para amarla, aunque no haría falta, porque el rencor no tiene sitio en su corazón, y ella ya me había perdonado antes incluso de que me enfadara. Qué tonto he sido, un necio cegado por su resplandor idealizado, incapaz de comprender que sus carencias la hacían más cercana, más asequible, más humana.

Llegó el momento de reconciliarse, ¡que salten chispas, que estallen fuegos artificiales! Que siga ofreciéndome motivos para hallar las cien razones para amarla que prometí escribirle, que lo hará, muchas más que los nimios defectos que yo, majadero presuntuoso, pudiera reprocharle. El amor verdadero no debiera ser intransigente.

” En general, el jazz siempre ha sido como el tipo de hombre
que no te gustaría para tu hija”

Duke Ellington

Jazz, heavy metal, música celta. Sí, de nuevo voy a hablar de música. No, de música no. De música en directo. Y no de cualquier música en directo. Los astros han querido, y, al César lo que es del César, el excelentísimo ayuntamiento de Alcalá de Henares, su corporación actual o la anterior, que estas cosas supongo yo que se programarán o autorizarán con tiempo, que en apenas diez días se juntasen tres festivales de mis géneros musicales preferidos. El jazz y el metal seguro, no escucharás otra cosa si vas de
acompañante en mi coche, quizás algo de nostálgico pop ochentero, al menos desde que mi hija alcanzó la edad suficiente para poder desterrar de la guantera los compacts disc de Cantajuegos, los Payasos de la Tele y Patito Feo. En cuanto a la música celta lo puedo limitar un poco, que las bandas de gaiteros de música tradicional igual son demasiado intensas para mí. Pero bailar en el pico del obispo a ritmo de Danny Boy o de Whisky in the jar, no puede traerme otra cosa además de alegría que recuerdos de los pubs irlandeses, las pintas de cerveza y las hermosas pelirrojas que me las servían. ¡A puntito he estado de ponerme mi kilt y mi gorra Muckross de Killarney!

Fue escuchando un vinilo de Charlie Parker en casa de un amigo con apenas quince o dieciséis años cuando empecé a enamorarme del jazz. No recuerdo de que disco se trataba, aunque puedo evocar el murmullo de la trompeta de Miles Davis acompañando el ritmo desacompasado del saxofón alto de YardBird. Pero fue el sonido metálico y en ocasiones estridente del saxo lo que hizo que un nudo se formara en mi estómago, mi garganta se secara y mi corazón comenzara a latir a mil por hora. En ese momento supe que quería ser saxofonista. Y lo conseguí, si por ser saxofonista se entiende comprarse un saxofón, que por ahí debe de andar guardado con su tonalidad plateada totalmente descolorida, cuando no oxidada. Pero si ya hablamos de tocar con cierta maestría… Algún que otro sufrido solo
logré sacarle en el Pongamos que hablo de Madrid de Sabina o el Mescalina de Los
Rebeldes
que versionábamos en los escasos conciertos de la tristemente olvidada banda local cosladeña Quinta Esencia. Hoy, en la época del cover, habríamos triunfado. Aunque no gracias a mi habilidad instrumental, eso seguro.

Tenemos festival de jazz en Alcalá. O eso parece. Con dos ediciones podríamos pensar que ya se crea un precedente, pero como no tengo claro si ya estaba programado por el anterior equipo de gobierno consistorial o si el actual ha decidido darle continuación a la inauguración del año pasado, pues habrá que esperar al año que viene a ver si tiene continuidad. Quiero ser optimista, que el pesimismo ya me llevó a una rabieta y una ruptura con mi amada Alcalá, voy a pensar que ha venido para quedarse, como el Don Juan o el Mercado Cervantino. Y como me gusta la música en directo en general, y el jazz en particular, aunque por desgracia en esta ocasión me lo he perdido por coincidencias de fechas con otros eventos, lo voy a incluir directamente entre mis razones para amar esta ciudad.

Junto con el Custome Spirit. Con el heavy me pasó lo mismo que con el jazz. Aunque ya tenía alguna experiencia, en los ochenta estaba de moda y no era raro escuchar a Van Halen, Scorpions, Bon Jovi o Kiss compartir emisora o disco navideño de grandes éxitos con Duran Duran, Spandau Ballet o Cindy Lauper, fue gracias a un amigo, o por su culpa, según mis padres, que me hice fan incondicional del Heavy Metal con mayúsculas, de los de pantalones pitillo, zapatillas Puma, melena larga (sí, tenía el pelo largo por entonces, tengo pruebas fotográficas) y sábados por la noche en el Canci o en el Barrabás de Vicálvaro. Me pasó dos vinilos que me cambiaron la vida: el Stay Hungry de Twisted Sister y el Appetite for destruction de Guns N´Roses. Esa maldita música del diablo que no es más que ruido que incita a la violencia, al consumo de drogas y al satanismo. En septiembre de 1985 Dee Snider, cantante de Twisted Sister, fue llamado a declarar a Washington ante un comité formado por esposas de importantes políticos americanos, entre ellas Tipper Gore, mujer de Al Gore. Se le acusaba, junto a otros músicos del momento, de que sus canciones eran peligrosas porque incluían mensajes sobre sexo, violencia, drogas, alcohol y ocultismo. Dee Snider se presentó con sus pantalones denim, sus botas de serpiente y su maquillaje, como si fuese a dar un concierto. Sacó su discurso del bolsillo trasero de sus vaqueros y comenzó diciendo, para sorpresa de todos, que estaba de acuerdo, al menos en parte, con el comité:
“Mi trabajo como padre es monitorear lo que mis hijos ven, escuchan y leen en su
preadolescencia. La total responsabilidad de esto recae sobre mis hombros y los de mi esposa, porque nadie más puede hacer estos juicios por nosotros”. Pero sólo en parte:

“La belleza de la literatura, la poesía, y la música es dar espacio a la audiencia para que ponga su imaginación, experiencias y sueños en las palabras. Los ejemplos anteriores son prueba de que la música de Twisted Sisters fue completamente malinterpretada por adultos supuestamente bien informados”.

El comité usó como prueba la canción Under the blade, en la que según Tipper Gore se hablaba de sadomasoquismo y violaciones, aunque en realidad trataba sobre el miedo a la cirugía. Se lo puso a huevo para que Dee se burlara de ella: “solo sadomasoquismo y violación están en la mente de la señora Gore”. No sirvió de nada, el comité consiguió lo que quería y la censura llegó a la música mediante sellos de “parental advisory” que se pudieron contemplar durante años en las tiendas de discos estadounidenses. En realidad, era una medalla de honor, los discos que recibían el sello se vendían mucho más. Los censores nunca han sido muy listos, tal vez deberían de escuchar más música.

El Custome Spirit.. Quinta edición. Para celebrar el monumento a la mujer motera. Las chicas de la Dulce Harley trayéndonos a Alcalá de Henares nada más y nada menos que a Ñu, a Porretas y a Obús, historia pasada y presente del rock español. El Fortu dándolo todo a ritmo de guitarra eléctrica y subiendo al escenario a una retahíla de fans cincuentones y sesentones para acompañarle a grito pelado en ese himno generacional que nos incita a estar borrachos como cubas para ir muy bien. ¡Qué pensaría la señora Gore! Lástima, la asistencia no acompañó como merecía un cartel repleto de estrellas del metal nacional y bandas de tributo de buenísima calidad. Espero que no se convierta en un lastre para futuros festivales, porque esta razón para amar Alcalá es de las que más me ponen. Mi presente de cumpleaños para mi colega Justo, que una camiseta o un frasco de colonia se los puede comprar él cuando le apetezca. ¡No hay mejor regalo que el rock&roll!

No sé por qué siento esa atracción tan irresistible hacía lo irlandés. Su forma de ver la vida, su poesía, su música, su folclore, sus leyendas, su rebeldía, su historia, sus paisajes, sus pubs, su gente. Vaya, pues resulta que sí que sé por qué siento esa atracción tan irresistible hacia lo irlandés. Un pueblo un poco canalla y pendenciero, borrachín y trovador, maldito y torturado por su pasado, en conflicto con su presente, dueño de su futuro. Y aun así siempre alegre. Yo creo que me enamoré de Irlanda cuando vi por primera vez “El hombre tranquilo”, y que la entendí cuando descubrí a Oscar Wilde, sentí a Yeats y descifré, un poquito, a Joyce. Ya con los Commitments decidí que no me habría importado nacer en Dublín, porque como dice el protagonista de la película, “los irlandeses son los negros de Europa, y los dublineses son los negros de Irlanda”. Eso es llevar mucho soul en el cuerpo. Y vaya que si lo llevan. No veo el momento de volver, y quien sabe, quedarme.

Pero de momento me tendré que conformar con celebrar San Patricio aquí en España, y con el festival de música celta que por segundo año consecutivo se ha celebrado en Alcalá de Henares, incrustado en el programa general del Mercado Cervantino. No toda la música irlandesa es celta, ahí están U2, Thin Lizzy o Sinéad O´Connor por poner algún ejemplo, ni toda la música celta es irlandesa, que la hay también en Escocia, la Bretaña francesa o aquí en Galicia para no irnos tan lejos. Pero a mí la del país del trébol es la que más me emociona
y la que siempre consigue que un cosquilleo recorra mis pies incitándoles a bailar sin parar, si puede ser con una pinta en la mano haciendo equilibrios para no derramar una gota. Por eso de todos los artistas que han participado en el festival, que han sido muchos y muy buenos, los mejores de por aquí en el género, de tanto renombre como por ejemplo Hevia, yo me quedo con Kinnia, que son sin duda los que más representan el espíritu irlandés, aunque sean de Madrid, y el de las flautas y la gaita, todo el concierto se lo pasó sentado el perraco, encima alcalaíno. Segunda edición. Sentemos precedente, como con el de jazz.


Seamos optimistas y esperemos que el año que viene el Pico del Obispo vuelva a llenarse del sonido de las gaitas, las flautas, los violines, las guitarras y las voces cantando leyendas de la Verde Erin, con sus bandoleros de final trágico, sus prostitutas vendedoras de pescado y sus “leprechauns” inventando travesuras. El baile es uno de los mayores afrodisiacos para el amor. Hazme bailar Alcalá, sé mi ciudad canalla.

Si piensas que eres muy viejo para rockear,
es que eres muy viejo”

Lemmy Kilmister. Motörhead..

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