La plaza de San Diego o de la Universidad no existió hasta 1588, año en que, coincidiendo con la canonización de San Diego, fue demolida la mitad de la manzana que hoy ocupa el hotel El Bedel. Sobre ella se asentaba el antiguo Colegio Trilingüe y la casa del gramático Elio Antonio de Nebrija. Destaca especialmente la impresionante fachada de la Universidad Cisneriana.
En la plaza se encuentran las estatuas de los dos arzobispos de Toledo más importantes para la ciudad: la del Cardenal Cisneros, esculpida en mármol, y la de Carrillo, realizada en bronce por el escultor Santiago de Santiago en 1987.
Si quieres contagiarte del amor por nuestra Plaza de San Diego lee el artículo dedicado a ella en CIEN RAZONES PARA AMARTE de Antonio Lera Rodríguez-Morón
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