La Sala Multicultural Vodevil Circus abre sus puertas en Alcalá de Henares en la calle Cruz de Guadalajara 4
“Damas y caballeros, comienza el espectáculo …”
Viernes 18 de junio faltando cinco minutos para las 6 y media de la tarde. Frente al número 4 de la calle Cruz de Guadalajara compruebo entre confuso y vacilante si estoy en el lugar correcto. Un rótulo sobre la entrada y un vistazo al interior a través de una no demasiado glamorosa puerta de hierro y cristal me confirman que no me he equivocado de sitio. No se ve a nadie. Un silencio sepulcral se intuye en el interior. Llamo al timbre delator que responde con mutismo a la insistente presión de mi dedo. Nada. Igual me he equivocado de día. Reviso en el móvil el correo con la invitación que lacallemayor.net ha recibido para el evento. El día es el correcto, la hora no. Llego tarde. Maldigo mi estampa y reniego de mi poca atención al leer. Me hacía mucha ilusión asistir a esta presentación, y un intenso sentimiento de rabia interior me insinúa que me he perdido algo realmente grande. Pero la suerte o el destino hacen que algo más tarde, de regreso desde Cuatro Caños por Teniente Ruiz hacia casa, al mirar furtivamente hacia la izquierda descubra frente a la puerta que hace poco se me mostraba inaccesible a un grupo de personas reunidas en animada conversación. Y decido acercarme para al menos solicitar disculpas por mi descortés plantón. Y no sólo se me disculpa, sino que se me invita a una segunda sesión que tendrá lugar a las 8. Y a esta sí que no fallo, y bendita la hora, porque sé con certeza que he encontrado un pequeño rincón en el que pasaré muchas horas de diversión, emociones, sonrisas y hasta carcajadas. Tanto a cambio de muy poco. Ojalá que por muchos años.
Cabaret, teatro musical, zarzuela, comedia, magia, canto, baile, exposiciones, cine, talleres… Todo y todos van a tener cabida en Vodevil Circus. Con una divertida presentación amenizada con música y baile el trío de alunados creadores de este espacio le explica a un público entregado a su contagiosa ilusión y alegría el sueño loco al que han dedicado sus esfuerzos de los últimos años y en el que han depositado todas sus esperanzas. Bueno, todas no, porque hay personas que tienen tantas ganas de vivir y disfrutar la vida que nunca pierdan la esperanza por mucho que se la pisoteen, que ya se sabe que los hay que a fuerza de no tenerlas propias se dedican a maltratar fantasías ajenas. Pero estoy convencido de que con esta no podrán. Y no podrán, porque cuando se es tan valiente para querer vivir de lo que te gusta e intentar hacer de tu trabajo un motivo de felicidad, te mereces triunfar. Y un cobarde como yo que se refugia en su monótono curro de contrato fijo y nómina a fin de mes, a pesar de la envidia, sana, pero envidia a fin de cuentas, no faltará todo lo a menudo que las circunstancias lo permitan a su cita con la diversión en un local tan acertadamente bautizado que aunque por sus dimensiones pueda parecer pequeño será trasformado por los artistas en un coliseo cada vez que empiece la función. Aceptadme un consejo: no os lo perdáis.
“Show must go on”
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