Una escritora que tuvo que hacer desaparecer su nombre

María de la O Lejárraga (1871-1974)

Mujeres Infinitas por Luci Nevado

Novelista, Maestra, dramaturga, ensayista, traductora, feminista, militante socialista y diputada durante la Segunda República, poetisa, traductora, exiliada… Una mujer excepcional, fuera de lo común, pero una figura, a pesar de semejante bagaje, olvidada, desconocida. Porque hay un hecho en la biografía de María de la O Lejárraga (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874-Buenos Aires, 1974) que determina su obra y su legado: su nombre no aparece en la portada del gran número de libros y obras de teatro que escribió. Estaban firmados por su esposo, Gregorio Martínez Sierra. El hombre llevándose los aplausos mientras ella seguía creando desde la sombra. Tampoco nos sorprende, ¿verdad? ¿Qué hubiera pasado si hubiera ocurrido al revés? ¿Cómo se hubiera contado la historia si María de la O se hubiera quedado con la autoría de las obras de su marido?

A comienzo del siglo XX, estaba muy mal visto que una mujer manifestase públicamente su creatividad literaria. Claro que, también era criticada una mujer cuando manifestaba abiertamente su deseo sexual, o sus inquietudes viajeras o cualquier otro deseo que no fuera estar en casa y cuidar de los demás.

Sus ideas sobre la acción de las mujeres en la sociedad se articularon en torno a dos elementos: el sexo y la clase social. La maternidad y lo doméstico son temas recurrentes en sus escritos, pero siempre vinculándolos a la individualidad femenina como ciudadana de pleno derecho. Puso especial atención en las mujeres de clase media. En 1914 publicó Cartas a las mujeres de España y, en 1917, Feminismo, feminidad y españolismo además de colaboraciones en prensa en las que destaca “La mujer Moderna”. Podemos afirmar que es todo un referente

Biografía

María de la O Lejárraga (San Millán de la Cogolla, 1874-Buenos Aires, 1974), primogénita de una familia con siete hijos, nació y pasó los primeros años de su infancia en el pueblecito riojano donde su padre ejercía como médico hasta ser trasladado a Carabanchel. En el entonces pueblo madrileño entablaron relación con la familia de industriales Martínez-Sierra y la joven María congenió enseguida con uno de los hijos, Gregorio (Madrid, 1881-1947), un chico con mala salud, seis años menor que ella y con la misma afición por el teatro, por Shakespeare y la literatura. Montar pequeñas funciones era su juego preferido y pronto empezaron a escribir a medias sus propias obras.

Lejárraga y Martínez Sierra se casaron en 1900, y en ese contexto puede llegar a comprenderse que los dos jóvenes enamorados, apasionados del mundo de las letras, decidiesen publicar sus obras —algunas de ellas elaboradas con una pluma conjunta— bajo el nombre del varón, ya que estaba mal visto que una mujer publicara libros. Pero tras veinte años de matrimonio, Gregorio, que era quien saboreaba el éxito social, renegó de su ‘negra’ y la cambió por la famosa actriz Catalina Bárcena, con quien tuvo una hija.

Durante su vida, María trabajó como profesora de inglés y también como escritora. Tuvo la oportunidad de expresar sus ideas como diputada del Partido Socialista en la provincia de Granada y en 1930 tuvo que exiliarse a Francia, posteriormente a Méjico y finalmente en Argentina, ya que a medida que el franquismo avanzaba, su estancia en España pondría en peligro su libertad e incluso su vida. Una vez en el exilio, en 1948 retomó la escritura. Al año siguiente, su marido Gregorio Martínez falleció. A partir de ese momento María tuvo que cambiar el seudónimo con el que aparecía en sus obras por el nombre de María Martínez Sierra.

Etapa como escritora

Si nos centramos en su etapa como escritora, la obra que la llevó a la pareja a la fama en el teatro fue la obra Canción de Cuna. Esta obra fue publicada en 1911 bajo el nombre de su marido Gregorio Martínez Sierra. Las alabanzas de la obra, naturalmente, eran para él. La obra narra la vida de una niña abandonada en un convento donde se casa y emigra a América. En 1899, curiosamente un año antes de conocer a su marido, ella publicó “Cuentos Breves”, y es por lo tanto la única obra donde aparece su nombre como autora, que fue recibida en su casa con tanta indiferencia que se prometió a sí misma no volver a firmar ningún libro más. Esta publicación es un conjunto de cuentos infantiles donde se reflejaba su vocación pedagógica. Otra obra de interés podría ser “Cómo sueñan los hombres a las mujeres”. Aquí , María de la O, escribe acerca de cómo los hombres sueñan e imaginan una serie de modelos femeninos e idealizados, muchos de ellos no reales. Este cuento nos deja un análisis profundo, porque entendemos que la escritura en este libro no sale por sí sola, si no que hay un motivo relevante por el cual fue escrito, seguramente, alentado por la mentalidad de la época.

María de la O y el movimiento Modernista

María de la O pertenecía a un Movimiento Modernista, como curiosidad, hemos confirmado que ella fue la primera escritora modernista. Esta corriente artística y literaria, busca una renovación creativa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta renovación se caracterizó por su rechazo al historicismo académico, así como su voluntad e impulso de llevar el arte a todas las facetas de la vida.

La vida de esta mujer fue apasionante, fue considerada una de las principales promotoras del movimiento feminista y unos de sus grandes logros fue, como hemos indicado antes, entrar en el Partido Socialista como diputada en la provincia de Granada. Sin embargo, para poder expresar sus ideas tuvo que exiliarse lo cual le supuso un gran y doloroso sacrificio, debido a su lucha en favor del feminismo que estaba promoviendo en España.

Durante su matrimonio, sufrió el engaño por parte de su marido, que llegó a tener una hija con otra mujer. El divorcio no estaba permitido entonces, aunque sí logró vivir separada de él. A pesar de ello, María tuvo que seguir trabajando con él para poder publicar sus obras. Juntos crearon dos revistas que fueron plataformas de difusión del modernismo en España: la revista Renacimiento y Elios. En la revista Elios, tuvieron como colaboradores a Rubén Darío y Antonio Machado, entre otros poetas importantísimos en la época.

De nuevo tenemos a esta gran mujer, María de la O Lejárraga, que por culpa de la sociedad en la que le tocó vivir, tuvo que hacer desaparecer su nombre en favor de sus obras y esconderlo, sus méritos fueron adjudicados a su marido, silenciados y no reconocidos.

dibujo maria de la o

María de la O, primera mujer Modernista, a la que hoy afortunadamente podemos darle visibilidad. Una gran mujer, de vida intensa y apasionante, gran escritora y promotora de iniciativas culturales, otra mujer valiente que fue fiel a sus ideales.

Durante los últimos años de su vida en Buenos Aires, siguió escribiendo tras una complicada operación de cataratas hasta el final de sus días, pero bajo los apellidos de su marido.

Hemos descubierto además otra curiosidad y es que, Lejárraga a través de su traductora Collice Portnoff, envió en 1951 a Walt Disney el manuscrito de su cuento Merlín y Viviana, donde contaba la historia de un perro que se enamoraba de una gata coqueta, por si le interesaba para alguna película. A los dos meses Disney se lo devolvió. En 1955 se estrenó La dama y el vagabundo con la que se podrían encontrar ciertas similitudes. En una carta a su traductora habla del supuesto plagio: “La enviamos a Walt Disney, la tuvo un par de meses y la devolvió diciendo que no admitían más que las obras que habían encargado. Después, hizo una película, La dama y el vagabundo, que era la misma historia, sin más cambio que haber convertido la gata en perra elegante. Esta vez no quise protestar, ¿para qué?”. Firmó Lejárraga.

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