¿Recuerdas esos sueños de cuando cumpliste 18 años?

Cien razones para amarte LXX

Esta es la Septuagésima entrega de la serie de artículos CIEN RAZONES PARA AMARTE sobre Alcalá de Henares con que nos deleita nuestro colaborador Antonio Lera sobre las cien razones que le han llevado a amar esta ciudad.


Cuenta tu edad por amigos, no por años.
Cuenta tu vida por sonrisas, no por lágrimas.

John Lennon

ANGELA(I)RATXE

Año 2004, el año del mono. Mark Zuckerberg fundó Facebook, esa red social que usamos los viejos, y Barbie y Kent rompieron después de 43 años de relaciones, comentan las malas lenguas que por culpa de un armario que se abrió. Ucrania ganó un Festival de Eurovisión, en aquella ocasión sin voto por caridad, en el que un tal Ramón, ¿alguien sabe quién es este tipo?, quedó décimo; pero no pasa nada, María Isabel venció en la versión junior dejando claro que prefería estar “antes muerta que sencilla”. Eso sí es vengarse a lo grande, sin hacer prisioneros. Todos los españoles nos fuimos de boda, la del príncipe con la de las noticias, pero casi ninguno probó la pechuga de pato al escabeche ligero de Adrià y Arzak. Yo al menos no. Vino al mundo la actriz que nos salvaría de demogorgones y azotamentes, y se estrenó la película Chicas malas, que ni de lejos fue la mejor de ese año, pero es que con ese título no he podido resistirme…

Año 2004. Nacieron mis tres “chicas malas”. Tres alcalaínas, y cuidado, que ser alcalaína no es cosa baladí, que han ido llenando la ciudad durante todos estos años de alegría y resplandor. Y tantos y tantos corazones de dicha y amor, con sus risas y sus abrazos, con sus primeros pasos y sus primeras palabras. El primer día de cole, amistades, bailes, fiestas y excursiones. Recogidas de alimentos, juguetes y tapones para Sara. Limpiezas del río Henares y plantaciones de árboles. Los novios, los que hubo, los que hay y los que habrá (os estoy vigilando mamones) y sus sueños todavía por cumplir, que seguro que se cumplirán. Tres amigas que en 2022 hacen 18 años. El tiempo puede ser un enemigo muy cruel y desalmado. Mayores de edad. Si quisiéramos ya podríamos echarlas de casa. O al menos eso es lo que creía. Me he informado y resulta que no. La ley siempre machacando a los más débiles. Bienvenidas al mundo de los adultos, no es gran cosa, hasta ahora no lo hemos hecho muy bien, pero con ellas mejorará, sin duda. Mis tres “chicas malas” de 18 años, aunque para mí siempre seguirán teniendo 8, sólo que sumando tiempo de experiencia. Con la edad suficiente para saber lo que no tienen que hacer, pero aún muy jóvenes para hacerlo de todos modos. Mujeres ya, de las que saben lo que quieren y no necesitan que un hombre les diga cómo conseguirlo, dignas herederas complutenses del espíritu de Francisca de Pedraza o de Isidra de Guzmán. Sin miedo, pero con obstáculos y barreras de las invisibles y de las palpables, por el simple hecho de ser mujeres, muros que van a saltar y derribar a fuerza de carácter, coraje e inteligencia. Esto ya no hay quien lo pare, por mucho que algunos se empeñen.

anglea, lara iratxe

Alcalá es desde que nacieron un lugar mucho más hermoso en el que vivir. Ahora no lo sabemos, pero en el futuro el 2004 se convertirá en un año para el recuerdo, una fecha para la Historia y en un motivo de conmemoración, como lo son la fundación de la Universidad Complutense, el nacimiento de Cervantes o el nombramiento de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Se celebrarán conciertos, se erigirán estatuas, se dedicarán calles y plazas, habrá exposiciones, ciclos de conferencias, pasacalles y desfiles. Y todo será por ellas, en su honor. Yo seré conocido como el padre de, y aunque casi nadie recuerde mi nombre será para mí el mayor motivo de orgullo, no voy a añadir satisfacción que soy republicano, que jamás pueda tener. Mi tiempo, nuestro tiempo, ya pasó. Quisimos ser rebeldes y sólo lo fuimos de postureo. Creímos que poniéndonos cazadoras de cuero, una camiseta de los Ramones y peinados con crestas de colores luchábamos contra el sistema, y simplemente lo decorábamos de falsas apariencias carne de futura nostalgia de cincuentones. No nos vendimos, porque en realidad siempre formamos parte del stock. El mundo no es hoy mejor que cuando nosotros teníamos 18 años, tal vez tampoco peor, pero hemos fracasado. Echémonos a un lado. Llegan vientos nuevos, huracanados, en forma de tres “chicas malas” y de miles de jóvenes más que no se van a conformar con lo que les hemos dejado. O al menos eso espero.

Alcalá es una ciudad anciana. En gran medida en ello reside su encanto, su belleza. Pero no permitamos que sea una ciudad vieja. No todo lo viejo es sabio, ni toda la experiencia es buena. Lo nuevo siempre es mejor, que no lo digo sólo yo, que lo decía Barney Stinson, menos cuando hablamos de whiskey, de cine y de la duración de los electrodomésticos. Es el tiempo de la juventud, siempre debería serlo, démosles la oportunidad de cambiar el mundo antes de que se acomoden con un trabajo de lunes a viernes, un piso de tres habitaciones, coche nuevo cada siete años y vacaciones en la playa en el mes de agosto. No compremos su libertad y su espíritu guerrero con baratijas de clase media y falsas sensaciones de estado del bienestar. Son fuertes, son listos, son atrevidos y tienen hambre, que se coman el planeta y caguen uno nuevo, peor que el que tenemos no va a oler.

En Alcalá tenemos una Casa de la Juventud, que a veces, curiosa contradicción, se llena de viejos aprendiendo a bailar salsa y haciendo manualidades. Y un CIDAJ que no siempre ofrece todo lo que haría falta ni a tantos como lo necesitan. Pero algo es algo, no puedo quejarme de la oferta cultural y de ocio de la que disponen los jóvenes en nuestra ciudad. No todos la aprovechan, es cierto. Pero yo tengo fe en ellos, en la juventud alcalaína, es nuestro mayor tesoro, a pesar de la mayoría de los adultos que ya no se acuerdan de cuando ellos tenían 18 años y piensan que ahora sólo se divierten bebiendo, jugando a videojuegos y publicando fotos chorras en Instagram y Tiktok. Basta con que unos pocos quieran para que sea posible. Sólo hay que darles la oportunidad, y Ángela, Lara e Iratxe la van a aprovechar. Harán de Alcalá un lugar aún más maravilloso de lo que es, y entonces habrá no cien, sino mil razones para amarla. Además, alguien tiene que pagarme la pensión cuando me jubile.

¡Show must go on!”


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