Querer, una magnífica serie que, además provoca una reflexión

Las marcas invisibles de 30 años

En lacallemayor.net no solemos entrar en opiniones sobre series emitidas en plataformas de streaming porque son tantas, tan variadas y de visualización particular en hogares, que no las consideramos contenido cultural a difundir en nuestra guía, de manera habitual, básicamente porque no tenemos capacidad para llegar a todo lo que nos gustaría, no porque no lo consideremos contenido cultural (igual no todas las series pero bueno ese es otro tema jejje) El caso es que nos ha parecido oportuno, en estas fechas en torno al 25N, escribir una reseña sobre una miniserie de tan solo cuatro episodios que se ha estrenado recientemente en Movistar Plus+.

Sobre la directora y los actores

Se trata de Querer, una serie dirigida por Alauda Ruiz de Azúa, la directora de la película Cinco Lobitos que supuso su debut cinematográfico y por la que consiguió el Goya a mejor dirección. El guion está escrito por la propia Alauda , Júlia de Paz y Eduard Sola. La espléndida selección actoral encabezada por Miren (Nagore Aranburu) e Íñigo (Pedro Casablanc) y sus dos hijos adultos Aitor y Jon (Miguel Bernardeau e Iván Pellicer) es , sin duda, una de las claves del éxito de la serie. El dividir la historia en cuatro episodios de 50 minutos también creemos que es un acierto, porque, aunque hay algunos personajes que podrían haber extendido más sus perfiles en la historia, conseguimos no despistarnos de lo realmente importante, sin alargar demasiado

La historia

El matrimonio entre Íñigo y Miren se rompe tras toda una vida en común de más de 30 años, nada menos que por una denuncia de la mujer por violación continuada de su marido dentro del matrimonio. Este es el arranque de la trama de Querer. En ese primer capítulo lleno de escenas super potentes que hacen que te atrape la historia de esta mujer Miren, que contra viento y marea decide dejar atrás una vida llena de aparentes comodidades, en una familia, aparentemente perfecta y enfrentarse a un juicio que va más allá de las vistas judiciales, el proceso y la sentencia propiamente dicha para llevarla a un juicio paralelo con amigos, familiares y con quienes más le importan: sus hijos, personajes implicados, evidentemente, cuando una situación familiar así salta de esa manera por los aires y “exige” tomar partido por alguno de los progenitores ¿o no?

La serie te lleva durante los cuatro episodios por una montaña rusa de sensaciones. Cambiando de un sentimiento a otro, de una opinión a otra, en la que te sorprendes juzgando y opinando sobre la decisión de Miren. Se reflejan esos grises, en un tema tan sensible como el de los malos tratos, que son los más difíciles de valorar y juzgar. No se trata de un maltratador al uso, no hay moratones, lesiones o palizas, es todo mucho más complejo y por ello cuando terminas de ver cada capítulo no puedes evitar quedar sobrecogido por las escenas, los diálogos, las dudas, las suposiciones, y las dificultades de lanzarte a una aventura como a la que Miren se lanza en la que juega en contra el tiempo que tarda en funcionar el sistema judicial, y la dificultad añadida de encontrar pruebas de una realidad que transcurre en la intimidad de una alcoba conyugal.

Una serie que plasma perfectamente la falta de conciencia que tienen los hombres con respecto al consentimiento dentro de una situación estable como es un matrimonio. Todo es una sorpresa para ese hombre que considera que ha cuidado de su familia, de su mujer y no entiende que está pasando porque, desde su posición de poder, ni se ha planteado los comportamientos autoritarios y vejatorios que ha ejercido sobre su mujer. Y esa sorpresa se extiende también a sus hijos (sobre todo a uno de ellos) que no entiende como su madre ha tomado una decisión así, lo que le lleva a alejarse de ella, con el consiguiente dolor añadido. Creemos que tampoco es casualidad que los guionistas hayan decidido que los dos hijos del matrimonio fueran varones y no hijas, con las que, posiblemente, las situaciones emocionales habrían sido un poco diferentes.

Todo lo que rodea a la decisión de denunciar

Se recorre, además, el tedioso camino judicial de este tipo de denuncias que puede alargarse durante años , el procedimiento que se utiliza para tomar las declaraciones en el momento de las vistas judiciales, el tema de los testigos y como todas estas cuestiones añadidas pueden ser una razón para “parar” las denuncias.

Sin duda una serie magnífica que llega a sacudir muchas opiniones encorsetadas desde hace años en una sociedad a la que le queda mucho camino que recorrer todavía . Nos encantaría pensar en un futuro en el que situaciones como las de Miren no se produzcan nunca porque la sociedad ha avanzado y nadie justifica este tipo de comportamientos de poder sobre alguien, aunque sea dentro del entorno más íntimo que es, por otro lado, el más difícil de detectar y por desgracia, actualmente el más numeroso.

 

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