Una obra sobre la identidad de género en el Tardofranquismo
Ha sido una de las sensaciones teatrales de lo que llevamos de temporada: taquillazo, éxito de crítica y candidata a seis Premios MAX 2019, dos de ellos para sus intérpretes, Nacho Guerreros y Kike Guaza. El 31 de enero y 1 de febrero, ‘Juguetes rotos’ llega al Corral de Alcalá de Henares.
Exhibe sellos de identidad de su autora y directora, la argentina Carolina Román, uno de los grandes nombres de la dramaturgia contemporánea en lengua española: ser sencilla a la vez que profunda, poética y cotidiana, y combinar en su registro momentos de comedia y la más oscura tragedia. Juguetes rotos se pregunta cómo es asumir la identidad de género en la infancia y la adolescencia; qué pasa con la familia, los amigos y el colegio; y sobre todo, qué significaba asumir el verdadero yo cuando este proceso se vivía en la sociedad Tardofranquista de los años 60 y 70.
Para responder a todo esto, la pieza narra la historia de Mario, cuya vida cambiará por completo a raíz de una llamada telefónica. Viajamos a su infancia, entramos en su casa y recorremos su pueblo, con todos los prejuicios que habitan en él. Él acaricia los vestidos de su madre, sueña volar libre como las palomas y llora en silencio. Un montaje que tiene algo de aquel otro, Un hombre llamado Flor de Otoño, que ya abordaba la temática LGTB en la España de los 70, cuando se vivió un periodo de cambio que redefinió la construcción social del género.
En este texto, no obstante, se contrasta aquel momento con el presente, construyendo la obra sobre dos pilares: el trabajo de Nacho Guerreros, que, casi sin abandonar el escenario durante toda la función, va presentando la transformación progresiva de Mario, con sus dudas y sus anhelos; y el de Kike Guaza, que compone diferentes personajes en el entorno de la protagonista.
Juguetes rotos. 31 de enero y 1 de febrero. 20.30h. Corral de Comedias de Alcalá de Henares.
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