Mencía Calderón. Noble emprendedora. Conquistadora española. La primera mujer adelantada

Mujeres Infinitas por Maribel Domínguez

Mencía Calderón (1514 Medellín, Badajoz – 1593 Santa Cruz de la Sierra, Gobernación de Nueva Toledo).

Otra de las muchas mujeres que en el siglo XVI se atrevió a viajar al Nuevo Mundo. Tuvo el arrojo y el valor suficiente de ponerse al frente de una expedición con destino a las costas americanas. El hecho de quedarse viuda y la determinación de no delegar en un hombre este cargo y hacer frente a él, en lugar de su hijastro, al que consideró muy joven y con poca experiencia, la convierten en una mujer adelantada a su época. Su viaje no estuvo exento de toda clase de vicisitudes y desgracias, pero después de seis años consiguió llegar a su destino e incluso atravesar kilómetros de selva. Una vez allí, esta mujer viuda, rehízo su vida estableciéndose en Santa Cruz de la Sierra, actual Bolivia. ¿Cuántos bolivianos serán descendientes de Mencía?

Recordemos qué es el cargo de adelantado: es un cargo de confianza otorgado por el rey, por el monarca, como primer oficial, lo que conllevaba varias funciones como la de nombrar capitanes, poderes jurídicos y administrativos en los nuevos territorios, normalmente de ultramar. En el caso del Nuevo Mundo, eran prerrogativas para descubrir y poblar lo que” en adelante se conociera”. En un orden jerárquico, estaría el adelantado, después el virrey y por encima el monarca.

Nuestra protagonista se casó con el adelantado Juan de Sanabria, que en 1547 firmó las capitulaciones que las que Carlos I le nombraba adelantado del Río de la Plata, uno de los territorios más hostiles y alejados, y se comprometía a llevar a ochenta hombres casados con sus familias y a “doncellas”. A finales del siglo XVI la Corona castellana fomentó una activa política de poblamiento, procurando establecer “la pureza de sangre” entre los colonizadores y poner fin a las uniones informales y a la vida licenciosa que proliferaban en América.

Sin embargo, Juan de Sanabria, esposo de Mencía, falleció en 1549 cuando realizaba los preparativos del viaje. Le sucedió su hijo Diego, hijastro de Mencía, menor de edad, joven con poca experiencia, con el que muchos no estaban de acuerdo. Mencía da un paso valiente y se hace cargo de la expedición, en lugar de delegar el cargo en un hombre. Curiosamente, el rey acepta y le otorga el cargo de adelantada, poniéndose al frente de tres naves hacia Asunción.

La expedición partió en el año 1550 desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, con casi 500 personas, entre ellas casi 50 mujeres, incluidas Mencía, sus tres hijas, de 14, 12 y 6 años y una amiga llamada Isabel Contreras de Becerra. La travesía no pudo ser más dura: una tormenta les arrojó a las costas africanas, fueron atacados por piratas, hubo hambre, muertes y enfermedades. Perdieron naves. Su capitán, Diego Escobar, abandonó la expedición en un momento crucial. Fueron saqueados por corsarios franceses y dejaron alguna nave la deriva. La caravana finalmente llegó a la isla de Santa Catalina, en la actual Brasil. Allí, lejos de su destino, fueron retenidos por las autoridades portuguesas, quienes los mantuvieron prácticamente prisioneros durante dos años. Mencía no solo aseguró la supervivencia de su grupo, sino que durante este tiempo se enfrentó motines y rebeliones. Ella supo imponerse, ganándose el respeto de todos gracias a su carácter. Hasta dicen las crónicas que fue capaz de “preservar el honor de las mujeres”. Recordemos que sus hijas viajaban con ella.

Una vez liberados, Mencía y su grupo retomaron el camino hacia Asunción. Pero aquí comenzó una etapa aún más difícil: cruzar los densos bosques tropicales del actual Paraguay, repletos de peligros como enfermedades, animales salvajes y tribus indígenas hostiles. Fueron unos 1.300 kilómetros de terrero hostil entre la costa hasta llegar a la capital Asunción, actual Paraguay. Tardó seis años, pero lo consiguió. Y fue tan orgullosa que cuando en Asunción supieron que llegaba, le facilitaron carros y caballos para transportar la expedición a la aldea, pero ella decidió que entrarían andando, después de una expedición de tal envergadura. Detalle que demuestra el carácter de arrojo y orgullo de Mencía.

Allí se sabe que se volvió casar con Martín Suárez de Toledo, con el que tuvo ocho hijos. Uno de ellos, llamado Hernando Arias de Saavedra, Hernandarias, fue gobernador de Asunción y sus hijas mayores se casaron con importantes cargos. El Archivo General de Indias nos dice que Mencía vivió y murió en Santa Cruz de la Sierra, una capital de la actual Bolivia.