Ruta literaria por Alcalá de Henares
Localización 19: Calle Pedro Gumiel
Estudió Medicina en la Universidad de Salamanca y en la de Alcalá de Henares pero no pudo terminar sus estudios al morir su padre en 1567. Su obra principal es el Guzmán de Alfarache, novela picaresca conocida como El pícaro por antonomasia, en la lengua de la época y publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599 y una segunda en Lisboa en 1604 con el subtítulo de Atalaya de la vida humana.
El género picaresco tendrá un gran éxito no solo en España, también en el resto de Europa y marca la transición de Renacimiento al Barroco, de las novelas pastoriles a estas obras pobladas por pícaros, el gusto por la fealdad, los ambientes marginales y la delincuencia, la vida real para la mayoría de la población. Quevedo con su Buscón y Mateo Alemán con Guzmán saben captar y expresar con crudeza el auténtico espíritu de su tiempo, de ahí su éxito en España y el resto de Europa, una sociedad en crisis, desengañada y pesimista en un Imperio que comenzaba su decadencia se ve perfectamente reflejada en estas obras. Mateo Alemán se inspiró en su propia vida para la narración que mantiene una doble cara, como pícaro y como pecador arrepentido, al igual que Lope de Vega, al que frecuento en vida, era un hombre profundamente religioso que se sentía débil ante el pecado como el protagonista de su novela pero que siempre trataba de volver a la religión.
Se puede afirmar que Guzmán de Alfarache se convirtió en el primer best-seller de la historia, siendo traducida al inglés, al italiano, al latín, al alemán y al francés. Se la considera la primera novela moderna, incuso anterior al Quijote, obra en la que también influiría. Su protagonista conoce y cita Alcalá en numerosas ocasiones a lo largo de la obra. Una interesante y divertida lectura que nos da a conocer la vida cotidiana de los estudiantes.
[…] Alcalá de Henares, me detuve ocho días, por parecerme un lugar el más gracioso y apacible de cuantos había visto después que de Italia salí. Si la codicia de la Corte no me tuviera puestas en los pies alas, bien creo que allí me quedara, gozando de aquella fresquísima ribera, de su mucha y buena provisión, de tantos agudísimos ingenios y otros muchos entretenimientos” ¡Oh madre Alcalá!, ¿qué diré de ti, que satisfaga, o cómo para no agraviarte callaré, que no puedo?