Un homenaje a la memoria desde el teatro de objetos, el humor, la magia y la poesía.
Recuerdos de humo aparecen y bailan ante nuestros ojos, dialogan con las emociones y llenan el presente de una forma tan viva que parecen reales. Pero cuando intentas atraparlos escapan entre nuestros dedos, cambian de forma y desvanecen.
Los protagonistas de un mundo de recuerdos se construyen en escena a partir de elementos sencillos. Objetos comunes como botes y vasos, toman cuerpos y llegan a tener alma y vida propia.
Nuestros abuelos nos enseñaron a sentir las emociones, en toda su fuerza y ternura. A enlazar el pasado con el futuro en un abrazo profundo antes de dormir.
El gusto de escuchar cuentos e historias, inventar mundos imaginarios, habitar profundamente las cosas hasta sentirlas vivas.
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