La noche en que todos soñamos con rescatar al niño que llevamos dentro

Cien razones para amarte LIV

Esta es la Quincuagésimo cuarta entrega de la serie de artículos CIEN RAZONES PARA AMARTE sobre Alcalá de Henares con que nos deleita nuestro colaborador Antonio Lera sobre las cien razones que le han llevado a amar esta ciudad.


En cada niño se debería poner un cartel que dijera:
tratar con cuidado, contiene sueños

Mirko Badiale

Los adultos a veces parecen tontos. Dicen unas cosas que no hay quien las entienda. Como que quieren ser como los Reyes Magos, que sólo trabajan una noche al año. Vaya pamplina, no tienen ni idea. Parece como si al hacerse mayores se les reblandeciera el cerebro y sólo pensaran bobadas. Todo el mundo sabe, al menos los niños lo sabemos, que para que el 6 de enero tengamos nuestros juguetes se pasan el año entero sin parar. Como mucho se toman un par de días libres. Si no es imposible que les diera tiempo a prepararlo todo. Yo lo sé por mi tío Héctor, que según mis padres es la oveja negra de la familia, porque no quiso trabajar en el negocio de mi abuelo y se gana la vida, mal por lo que he oído, contando historias y tocando la guitarra de aquí para allá, por cuatro perras. Le gustan mucho los libros y los museos, cosas que parece ser que no son de gente de provecho. Siempre que viene a visitarnos me regala un cuento y me lleva a ver cuadros que están tan bien hechos que parecen fotografías, pero en realidad están pintados, son alucinantes. Pero lo mejor es cuando me voy a la cama y se tumba a mi lado y me cuenta relatos de viajes y aventuras increíbles, de lugares donde los árboles andan, los perros juegan al parchís y las personas tienen 2 bocas para poder comer y hablar a la vez, pero que a veces se equivocan y se meten la comida en la de hablar e intentan hablar por la de comer, y que cuando eso pasa se tragan las letras y escupen las verduras.

Las navidades pasadas vino a pasarlas en casa. Me alegré un montón cuando le vi entrar por la puerta, porque es mi tío favorito y es súper divertido y siempre tiene tiempo para jugar conmigo. A veces cuando estamos comiendo todos juntos hace pedorretas, y mi madre, que es su hermana, se enfada y le regaña por portarse como un crío, ya está bien, que tienes 30 tacos. Él dice que yo también soy su sobrino favorito, porque tengo mucha imaginación y estoy siempre contento. Tal vez por eso notó enseguida que ese día estaba un poco triste. Así que cuando acabamos de cenar nadamos un poco en el suelo para bajar la comida, nos sentamos al lado del radiador para secarnos las pelusas de la alfombra y empezamos a hablar muy seriamente de hombre a hombre de si nos daban más asco los pedos o los mocos y sobre que leches te pasa que parece que hubieses estado una semana comiendo brócoli. Yo, que todavía voy a tercero de primaria, pero sé que cuando algo te preocupa lo mejor es contárselo a las personas que te quieren, le dije que andaba con la mosca detrás de la oreja con lo de los Reyes Magos, que los adultos no hacían más que cuchichear y cuando me acercaba de repente se callaban y se tenían que ir a recoger la ropa que estaba tendida, y que los niños mayores del cole decían que no existían, que en realidad los Reyes eran los padres. Y lo del chiste. El chiste de que sólo trabajaban un día al año. Eso es lo que más rabia me daba.

Mi tío Héctor me miró con cara de no poder creerse lo que estaba oyendo. Los ojos como platos y la boca abierta. De repente soltó un gruñido y con voz irritada exclamó en voz lo suficientemente alta para que le oyeran en toda la casa:

  • ¡¿Que los Reyes Magos sólo trabajan un día al año?! ¡¿Que en realidad son los padres?! ¡Hay que ser muy idiota para decir tales majaderías! ¡Cómo van a ser los padres! ¿Dónde guardan los camellos entonces? ¿Los has visto alguna vez? ¿Y sus regalos quien se los trae, los abuelos? ¿Y a los abuelos quién? Estoy alucinando.
  • Ya, tío, pero es que el año pasado vi por la ventana pasar la cabalgata debajo de casa y en la tele también estaban pasando en otra ciudad. Y el primo Toñín dice que en su pueblo también pasaron. Ya sé que son mágicos, pero ¿cómo pueden estar en tantos sitios a la vez?
  • Pues porque los de verdad sólo están en una ciudad, los demás son actores que ellos mismos contratan para que les representen en otros lugares. Ese es uno de los trabajos que hacen durante todo el año, castings a actores para asegurarse que sólo los mejores lleven la ilusión de poder verlos a todos los sitios. Además de vigilar que nos portamos bien, encargar los juguetes y regalos, y cuando empiezan a llegar leer todas las cartas que les mandáis. ¿Te parece poco?
  • Eso pensaba yo, pero ¿entonces nunca he visto a los de verdad, eran siempre actores?
  • Te voy a contar un secreto, pero no se lo puedes decir a nadie. Antes los Reyes Magos cada año escogían una localidad a la que ir en persona a la cabalgata e iban cambiando. Pero el año que les tocó venir a Alcalá de Henares se quedaron tan fascinados por lo hermosa que es la ciudad y por lo bien que os portasteis los niños, que desde entonces siempre vienen aquí.

Esa noche dormí a pierna suelta, tranquilo y feliz de nuevo. Mi tío era la persona más lista que conocía, así que seguro que debía tener razón. De aquella charla hace ya más de un año y todavía recuerdo cada palabra. Hoy es 5 de enero, y dentro de unas horas los Reyes Magos, los de verdad, nada de actores, van a recorrer las calles de Alcalá de Henares saludando y tirando caramelos desde sus carrozas. ¿A dónde iban a ir mejor que aquí? Una ciudad tan bella y maravillosa que estoy seguro de que habría hasta cien razones para amarla. Y la cabalgata de Reyes sería, sin lugar a duda, una de las principales. Al menos para un niño de ocho años, o de 50. Porque siempre, sin importar la edad que tengas, deberías dejar un pequeño espacio para la magia en tu corazón.

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