Carlota Ferrer y Darío Facal, dos de los directores más vanguardistas de la escena española actual, unen fuerzas para versionar Así que pasen cinco años, que Federico García Lorca escribió en 1931 y aún hoy sigue siendo, también, pura vanguardia. La leyenda del tiempo es, a la vez, el subtítulo de la obra original y el título elegido para esta versión actual que producen Teatro Kamikaze y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, escenario, este segundo, que acogerá el estreno absoluto de la pieza los próximos 27 y 28 de diciembre, a las 20.30h.
Se subraya, así, el misterio del tiempo como temática fundamental de este montaje que protagonizan Diego Cabarcos, Carmen Climent, Conchi Espejo, Tony Galán, Selam Ortega, Alicia Pérez y Joaquín Fernández. La pieza aborda cómo el hombre vive atrapado en el tiempo, obsesionado con la muerte, los recuerdos, lo exasperante de la espera, el refugio de la nostalgia, el miedo a envejecer, el amor frustrado. “No hay que esperar. Hay que vivir”, se dice en esta obra enigmática, organizada en retazos e influida por el Surrealismo, con aspecto de fábula y un clima ilógico y confuso, con carga simbólica y poética, y enmarcada, junto con otras piezas como El Público, en el llamado “Teatro imposible” del autor granadino.
El presente, aquí, se convierte en una dimensión inaccesible, en una mera transición entre pasado y futuro, imposible de vivirse en plenitud. El protagonista, el Joven -nadie tiene nombre-, ha esperado durante cinco años a su prometida, a la que apenas recuerda, pero que simboliza todas sus ilusiones futuras. El conflicto se desata cuando llega el momento del reencuentro con la Novia, y esta rechaza al Joven para fugarse con el Jugador de Rugby, un personaje que representa el prototipo de la “virilidad descerebrada”, que Lorca consideraba lo más opuesto a sí mismo.
Aparece así una de las obsesiones lorquianas: la idea de no ser “suficientemente hombre”, vinculada a la identidad de género. Y se subvierte también la idea tradicional de amor con el personaje femenino rebelándose contra lo establecido. El texto conmueve y perturba, pero aún asombra más la casualidad en la que se vio envuelto: cinco años después de acabar la pieza, que Lorca escribió a su vuelta de Nueva York, al poeta y dramaturgo lo asesina el fascismo. “Cinco años… día a día…”, se dice en uno de los pasajes. “Dentro de cinco años existe un pozo en el que caeremos todos”, expresa uno de los personajes. La Guerra Civil estaba a punto de estallar.
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