Alcalá Antitaurina exige al Ayuntamiento que deje de dilapidar el dinero de los y las alcalaínas en una feria taurina que va de fracaso en fracaso
Otro ridículo estrepitoso más y decenas de miles de euros de los y las alcalaínas dilapidados de nuevo. La Feria Taurina de Alcalá ha vuelto a naufragar, con un fracaso tan absoluto de público que ni el propio Ayuntamiento ha sido capaz de disimularlo ocultando las imágenes de sus pocos asistentes. Si en la edición de hace dos años se rondaba la media de entrada, en esta apenas se ha superado el tercio de localidades vendidas, según los medios de comunicación especializados. Y eso sin entrar en consideraciones éticas y morales porque, aunque la plaza estuviera llena a rebosar, de ninguna manera estaría justificada la tortura de los animales que participan en ese espectáculo sádico y, mucho menos, que se destine dinero público a ello.
El Ayuntamiento de Alcalá, gobernado por PP y Vox, debe dejar de dilapidar el dinero de los y las complutenses. El Consistorio mantiene con la empresa un contrato desde 1998, firmado en su día por el PP y al que le restan otros 23 años en virtud de un acuerdo por el que esta empresa ya se ha embolsado millones de euros y va a cobrar también cifras millonarias hasta 2048. Solo para deleite de unos pocos amantes de ver cómo se tortura a un animal, la ciudad está malgastando su dinero en lugar de dedicarlo a otros aspectos como la limpieza, el arreglo de los barrios o ayudar a las personas que tienen menos recursos. Solo en 2025, los y las alcalaínas pagaremos por esta aberración, al menos 141.000 euros.
No contentos con llevar este espectáculo violento a los pocos adultos que asisten, la empresa taurina también ha regalado este año entradas a los niños y niñas menores de 6 años y ha aplicado descuentos a los mayores de 7 años. Por su parte, el Ayuntamiento se ha lavado las manos públicamente y ha echado la culpa a la empresa privada, pese a que es el Consistorio quien la tiene contratada. Tanto Alcalá Antitaurina como la Fundación Franz Weber, organismo consultor del Comité de los Derechos del Niño, han denunciado públicamente esta situación. Hay que recordar que el Comité de los Derechos del Niño ha pedido a España que prohíba la entrada de menores a los eventos taurinos, así como la existencia de niños toreros, por sus efectos nocivos sobre los menores. Es obvio que Alcalá, que además es Ciudad Amiga de la Infancia, ha vulnerado esta recomendación. De hecho, Unicef no debería renovar en 2027 este reconocimiento para la ciudad y así lo pondrá Alcalá Antitaurina en su conocimiento próximamente.
Fieles a su lucha contra la tauromaquia, este colectivo de ciudadanas y ciudadanos de Alcalá celebró el pasado sábado una concentración-performance como forma de mostrar su repulsa contra la tauromaquia. El acto tuvo muy en cuenta, precisamente, a esa infancia, ya que niños y niñas asistentes no solo pudieron completar puzles antitaurinos, sino también leer textos pidiendo que dejen de dañar a los animales y se repartieron caretas de cartón con el lema “Toros vivos”. “No hace falta ser antitaurino para saber que nos encontramos en los últimos momentos de esta salvajada, pero va a intentar morir matando. ¿Cómo? Atrayendo a los niños para que también sean su público. Es una aberración”, explicaban los organizadores durante el acto.
En la concentración se puso de manifiesto, una vez más, que la tauromaquia no es tolerable, -con éxito de público o sin él-, ya que es la legitimación de la barbarie y la violencia contra los animales que son obligados a intervenir en ella. Además, mientras los artistas Egodea, Jota Martínez y Nando pintaban un mural antitaurino de grandes dimensiones, se llevó a cabo una performance antitaurina llamada ‘La fiesta del dolor’. En ella, después de que un torero recibiera el pago tras una corrida de toros con dinero que debería haber sido destinado a educación, sanidad, infraestructuras o seguridad, los asistentes a una fiesta, en presencia de un toro y un caballo tirados en el suelo tras ser víctimas de una corrida taurina, se daban cuenta de que ellos también habían sido cómplices en esa tortura a dos herbívoros inocentes. Tras la lectura del manifiesto, el acto terminó con una cadena humana, abarcó toda la plaza de los Santos Niños mientras sonaba el Imagine de John Lennon y Yoko Ono.





