A modo de epílogo: Motivos para amar una ciudad. Laboratorio CRAI 2024

“Porque fue entonces,
sin saber que mi futuro iba a estar en esta ciudad,
cuando empecé a enamorarme de Alcalá de Henares.”

Cien razones para amarte

Hubo momentos en que pensé que nunca lo conseguiría. Cien razones para amar a alguien son demasiadas, por mucho que le quieras. Pero lo logré, y fue como quitarse un peso de encima. Sí, había cien. Aunque en ocasiones, sobre todo según me acercaba al final, tuviera que devanarme el cerebro para encontrarlas. Y sin
embargo, con el paso de los meses, aparecieron, sin buscarlas, muchas razones más, que habían permanecido escondidas en los arrabales de mi memoria o ausentes hasta ahora de mi antología de experiencias complutenses.
Pero ya no es el momento. No el mío, al menos. Pensé que si alguna trascendencia habrían de tener mis cien razones para amar Alcalá, debía ser en que otros alcalaínos, de nacimiento o de adopción, encontrasen, o mejor dicho se reencontrasen con sus lugares o momentos especiales de la ciudad, aquellos con los que sienten una especial conexión, y lo expresaran con sus propias palabras. Y es aquí donde el Laboratorio Ciudadano CRAI de la Biblioteca de la Universidad me brindó una oportunidad que, a través de los motivos de otros, se ha convertido en mi razón ciento una para amar a Alcalá de Henares.

El laboratorio CRAI CIUDADAN@, vive tu ciudad desde la Biblioteca es un lugar de encuentro para, a través del conocimiento mutuo, la colaboración, la innovación y el aprendizaje, poder mejorar aspectos enmarcados dentro de un desarrollo sostenible, diverso e inclusivo. Posibilita un marco de colaboración en proyectos de ciencia ciudadana para el personal investigador de la Universidad y la ciudadanía. Ahí es nada, qué bien suena. En la edición de 2024, la cuarta, se eligieron dos proyectos cuyo desarrollo tuvo lugar el pasado mes de noviembre. Uno de ellos el mío, basado en las cien razones para amar Alcalá que publiqué en la revista de ocio
y cultura lacallemayor.net: Motivos para amar una ciudad. Más de lo mismo, pero hecho por otros. Un proyecto de aproximación emotiva a los patrimonios tangibles y no tangibles de Alcalá de Henares a través de las experiencias personales, la búsqueda bibliográfica y documental y su expresión a través de la literatura y la
fotografía.

Los colaboradores que se unieron al proyecto tuvieron la posibilidad de expresar a través de la creación literaria sus experiencias personales. Eligieron el lugar, monumento, calle, plaza o actividad cultural o de ocio de Alcalá de Henares por la que sentían un apego emotivo especial. Y a partir de ahí, a través de una buena
búsqueda bibliográfica y documental de la Historia de Alcalá y de esos lugares o hechos concretos, crearon sus propias historias y relatos, apoyados si lo creyeron necesario por el aporte de ideas del resto del grupo.


Qué puedo decir. Fue increíble, emocionante. Es como ver a un hijo tuyo hacer amigos para toda la vida. Dejar huella, es un anhelo tan humano. Pura vanidad, seguramente. Tampoco es que haya ganado un premio de reconocido prestigio, y desde luego, ni un duro ha engrosado mis bastante vacíos bolsillos por este proyecto, pero once alcalaínos, de nacimiento o de adopción, al final todos deberíamos ser de donde lo sentimos, decidieron acompañarme en esta aventura, y dejaron, además de su tiempo, parte de su corazón y sus emociones en ello. Y sobre todo, su enorme talento.

¿Ahí acabó todo? Pues no, hubiera sido una pena. Así que, ante la insinuación de una posible exposición organizada por el CRAI y la UAH, dijimos ancha es Castilla, y manos a la obra. Dicho y hecho. Hasta el 31 de enero en el vestíbulo de la Biblioteca, en la Plaza de San Diego, en el edificio Cisneros, antiguo cuartel Príncipe-Lepanto. Muchas gracias a todos los que lo han hecho posible. No me detengo a desglosar que no acabaría nunca.

Merecían reconocimiento. Que se le diera valor a su trabajo. Que trascendiera ese esfuerzo y ese cariño que le habían puesto a sus historias. A sus historias con Alcalá, con su ciudad, con ese mundo cercano con el que conviven todos los días. Una exposición no es algo baladí. Es un motivo de orgullo. Tienen que estarlo.
Compartir su obra con otras personas, y quien sabe, contagiarles con el gusanillo de la curiosidad, las inquietudes, la imaginación. Así que, por favor, no dejéis de ir a visitarla, seguro que en algún momento os pilla al lado, no os llevará mucho tiempo, y no os costará ni un céntimo. A vuestra disposición casi las 24 horas del día, desde el amanecer hasta altas horas de la madrugada. No lo hagáis por mí, hacerlo por ellos. Hacerlo por vosotros. Quien sabe, es posible que descubráis ese rincón de Alcalá de Henares que hace que vuestro corazón sonría, y que, inevitablemente, sintáis la necesidad de decirle al mundo la razón, o las razones,
por las que amáis ese lugar y a una ciudad que nunca, por mucho tiempo que pase, deja de sorprenderme.

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